miércoles, 24 de marzo de 2010

Pluma bífida

No siempre escribe usando gotas de lluvia. También le gusta narrar ojos de pupilas claras y contar el contraste imposible de noches inundadas de luz.
Es, como casi todas, narcisista y vanidosa: encuentra un placer perverso en hablar de sí misma, aunque también es cierto que le gustaría relatar historias ajenas pero está convencida de que su imaginación (y su tinta) no pueden llegar tan lejos.
Casi siempre comparte demasiado y los trazos de cada letra se vuelven transparentes, en ocasiones peca de cursilería, en todo caso, tiende a pasarse de sensible. Por eso, a veces, quienes no la conocen la intuyen ingenua y hasta simple, creen que pueden descifrarla.
Es entonces cuando la tinta hierve y es capaz de precipitarse ante las fauces del tintero abierto, queriendo ser bífida, venenosa, consciente. Pero es verdad: la rabia no basta y no cualquiera tiene el talento de reptar. ¿Y después? Siempre quedan los versos de otros. Se acuerda de un poema que nunca le gustó y ahora, de pronto, le sirve, así que lo retuerce y lo exprime hasta hacer lo impensable: lo plagia.
Y ahora sí: "¡Chillen...!"
Sólo que ella, a diferencia de la pluma original, no se refiere a las palabras.

1 comentario:

Sandra Bleiberg dijo...

Me likeee aalooot. Te quiero mi pequeño tintero hirviendoo pero que nunca comete el acto del plagioo, ya pronto nos vemooss yeiii