viernes, 11 de junio de 2010

Condicionales

Bueno, yo también podría. Si las manos dejaran de temblar podría, despacito, deshacerme de todo eso que me estorba. Y es que hay retazos de falsedad que me sigo encontrando, así, de pronto, aparentemente olvidados encima de una mesa. También podría empezar a atesorar mentiras propias, tener unas gotitas de veneno acumuladas, por si se presentara la ocasión de utilizarlas. Podría abrir la ventana y dejar escapar todos los pájaros que agonizan en mi cabeza. Incluso podría ser otra: más audaz, más lunática, más concreta. Sí: yo también podría. Pero si no hubiera aún fragmentos de cinismo desperdigados por la recámara, no querría. Y entonces las manos no estarían temblando. Y entonces el uso del condicional sería innecesario y obsoleto.

1 comentario:

Arturo dijo...

Buenísimo Mayte… cada vez te leo mejor.

Un abrazo.