martes, 10 de abril de 2012

Lógica aplastante

Probar canela en una boca ajena y pensar que eso es algo: fotografías que resucitan, cuerpos sobrevivientes del naufragio, un preludio de casa con –al menos– dos perros. Probar canela y creer que los naipes, uno a uno, pueden levantarse del suelo, trepar, reconstruir el castillo. Probar canela y cerrar un poco los ojos para convencerse de que las palabras podridas de siempre, de pronto, significan... y hasta es posible hacer demostraciones de lo inexistente.
Pero...qué ridiculez.
Yo me equivoqué y tú, en cambio, tenías razón: un beso que sabe a canela es sólo una consecuencia lógica de tomar capuchino.